Nada hay más cansino, insoportable y soporífero que el discurso permanente del eurodiputado Mayor Oreja y su permanente denuncia de la "negociación con ETA" que solo ve él y su infracírculo de pelotas varios. No le importa a este señor que los golpes a la banda sean continuos, no le importa que hasta los propios presos etarras afirmen que la banda está dando sus últimos coletazos, a él lo que le interesa es mantener viva la polémica, la duda, porque es evidente que su carrera política depende, en gran parte, de la continuidad de la lacra. ¿Quién sería a día de hoy don Jaime si no hubiese violencia? Probablemente nadie, porque un político que jamás ha ganado unas elecciones acaba cayendo sin remisión en el pozo del olvido...
Pero ¿hay algo de contradictorio en Mayor Oreja? Veamos. El 29 de junio de 1996, el Gobierno de Aznar (del que don Jaime era Ministro del Interior) reagrupa presos etarras, en pleno secuestro del funcionario de prisiones Ortega Lara. Mayor declara solemnemente que el reagrupamiento se realiza “en función de las actuales circunstancias” y en el marco de una estrategia pacificadora “que sirva igual con tregua y sin tregua”. Y añadió que "el Gobierno va a actuar desde la serenidad, sin situarse ni en la precipitación ni en la intransigencia".
Voces hay que hablan de presuntos intereses de la familia Mayor en negocios de seguridad y escoltas privados en Euskadi. Ya hace años don Jaime interpuso una querella por "dañar su honor" contra Arzalluz por denunciar estos temas, desestimada en primera instancia y posteriormente en la Audiencia Provincial de Álava, por haberse probado tales afirmaciones.
Tanta contumacia en la denuncia, más cuando se ha sido Ministro de un Gobierno que negoció públicamente con la banda (entonces no había tantos problemas “morales”) y cuando han sido tantos y tan fuertes los golpes que se le han dado a los etarras desde España, desde Francia y desde Portugal, no puede significar otra cosa que la defensa a ultranza del escaño europeo (con pingües beneficios) y quién sabe si algunas cosas más…
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